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Según el ranking anual de la publicación británica “Times Higher Education” en su edición 2017, donde clasifica a las universidades del mundo midiendo sus misiones fundamentales, enseñanza, investigación, transferencia de conocimientos y perspectivas internacionales, para proporcionar las comparaciones más completas y objetivas, la máxima casa de estudios de nuestro país, la Universidad Nacional Autónoma de México ocupa el honroso décimo lugar en el ranking Latinoamérica, esta institución es de las principales generadoras de investigación científica en México y para situarnos como andamos en ciencia a nivel mundial, con estos datos podemos darnos una idea de nuestro pobre nivel en este tema. Pero qué podemos pedirle a un pueblo que por herencia no ha tenido tiempo para realizar trabajos científicos, y no es que no existan pero volviendo a las comparaciones nos dejan en un muy mal sitio, la historia nos cuenta que desde tiempos precolombinos la “ciencia” era más relacionada con el estudio de los Dioses y usada para la sumisión de la población, luego en la conquista por parte de los europeos la situación se puso peor, porque ahora la ciencia se volvió un caso del demonio, muchos ingredientes más se fueron mezclando para formar la idiosincrasia del mexicano, lleno de paradigmas, de preocupaciones, de hambre de justicia pero sumiso ante la comodidad espejismo que nos brinda la corrupción del sistema en que vivimos, que no nos deja ver más allá de nuestras narices, y que nos vuelve individualistas apartándonos de la salida a estos problemas.

¿Y qué podemos hacer? Es una labor titánica pero México está lleno de gente talentosa y con la inquietud de ser mejores, el problema es que a falta de un método, esos chispazos de esperanza se disuelven en el tiempo haciéndonos comenzar cada que vuelve a salir el sol, por lo tanto hay que analizar el problema y darnos cuenta que nosotros podemos mejorar y explotar nuestras capacidades, exigir a la gente que toma las decisiones que uno de los vectores para salir del abismo es la educación, pero no es copiar lo que le ha servido a otros países que tienen muchas diferencias culturales con nosotros, sino que la investigación científica nos dará un mejor panorama para crear mexicanos de primera, porque aún tenemos salvación, como diría el Dr. Manzanares “Hay que cambiar el paradigma”.

Cuando tengamos un gobierno que se preocupe más por la ciencia, cuando la política se preocupe por la “polis”, cuando la corrupción sea una etapa vergonzosa de nuestra historia que nos haga esforzarnos cada día, aprendiendo para ser mejores, México será la nación más poderosa del mundo. Pero mientras sigamos apáticos a esta situación, preocupados solo por nosotros mismos y no ver el bienestar colectivo, si nos va bien estaremos rezagados en la pobreza y la ignorancia.

R62

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